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La industria porcina se esfuerza por ser cada día más eficiente y, por lo tanto, más sostenible, a la vez que mantiene inalterables los altos estándares de calidad de la carne. Los productores cuentan con un as en la manga para cumplir las exigencias de consumidores o intermediarios en este sentido: la inmunocastración. De la granja a la mesa, pasando por la ciencia.

Con los costes de materias primas disparados, las exportaciones estancadas desde el frenazo chino, la amenaza de la peste porcina y el consumo europeo en retroceso ante la creciente animadversión hacia el sector cárnico, la producción de carne de calidad como atributo diferencial puede representar una estrategia tentadora, limitada por la percepción de valor del consumidor.

Es bien sabido que la carne de cerdo se trata de un alimento con numerosos beneficios para la salud de las personas. Sus excepcionales características organolépticas, sus incuestionables propiedades nutricionales y su versatilidad a la hora de incluirla en nuestra dieta, hacen de esta carne una excelente opción para toda la familia.

La sociedad lo demanda y la normativa lo exige. Realizar un seguimiento de los eslabones que intervienen en la cadena de producción ganadera no solo garantiza la inocuidad y seguridad de los alimentos, sino que además ayuda al control de enfermedades transfronterizas. Un seguimiento que, en el caso de España, otorga a la producción nacional el valor añadido de haber sido producida bajo los máximos estándares de calidad y seguridad.

2022 está siendo un año de incertidumbre para el comercio mundial en el que entran en juego diferentes factores como la volatilidad de las materias primas, las dificultades en el transporte y las tensiones geopolíticas. Una situación que se deja notar en el mercado de la carne de cerdo, en el que además se exige condiciones estrictas en bienestar animal y sostenibilidad acorde a la estrategia de la granja a la mesa propuesta a nivel europeo.

En los últimos años, a nivel general estamos asistiendo a grandes desafíos provocados por la globalización económica. Una consecuencia de esta globalización es la volatilidad de los precios. Esto conlleva un incremento substancial del riesgo para los sectores primarios, ya que dificulta la amortización a largo plazo de las importantes inversiones que se requieren para mantener su competitividad. En el presente artículo presentamos los efectos de la volatilidad en la producción porcina española (Blanco e Ibérico) durante el periodo de enero 2019 – enero 2022.

Pese a los estragos causados por la pandemia, el sector porcino español puede hacer balance positivo de los últimos dos años, que ha cerrado con cifras de producción en máximos. Si bien la previsión es que la demanda crezca incesante, estimulando la productividad de la industria porcina, aspectos como la sostenibilidad o el bienestar animal estarán cada vez más en el foco del sector, que deberá ser capaz de acometerlos manteniendo su posición altamente competitiva.

Como cada año con la llegada de las fiestas navideñas toca pensar en menús para comidas y cenas; entrantes, primeros y segundos platos, pero lo que nunca falta en toda mesa es un buen jamón ibérico. Dispuesto en finas lonchas, cada pata de jamón ibérico pasa por un meticuloso proceso hasta llegar a nuestras manos, un proceso que además determina sus características y sabor.

Mientras que las exportaciones españolas de carne de porcino a China aumentan notablemente, disminuyen las dirigidas a Japón, a pesar de ser este uno de los mercados más atractivos, tanto en precio como en margen de venta. Por otra parte, Filipinas, Vietnam y Corea del Sur se posicionan como excelentes alternativas por las que apostar para no depender en gran medida del mercado chino. Pero no debemos olvidar nuestros competidores, como USA, Canadá, Brasil, Chile o México, frente a los que es fundamental diferenciar nuestros productos; y tener presente a Rusia, que puede convertirse en el principal proveedor de carne fresca porcina de dichos países.

El carácter esencial del sector porcino y su impacto directo en la economía española, es evidente, especialmente en las zonas rurales, donde se concentra la mayor parte de la actividad y del empleo, generando riqueza y contribuyendo a fijar la población en los pueblos de toda nuestra geografía. En este post analizamos cuáles son sus retos y oportunidades, así como la perspectiva de los mercados porcino a nivel global de cara a 2030.

Se acercan las fiestas navideñas y en muchos hogares un buen jamón forma parte de las tradiciones que no queremos perder. En este post te explicamos algunas pautas para guiar tu compra y que aciertes en la elección del mejor jamón, aquel que se ajuste a tus gustos y presupuesto.

Aplicaciones informáticas que nos alertan sobre una posible infección en nuestra granja de porcino o elementos de manejo diario implementados para mejorar el bienestar animal, son tan solo algunos de los ejemplos que han optado este año a los Premios Porc d´Or Zoetis a la Innovación y que nos recuerdan que el sector porcino tiene por bandera innovar para seguir siendo cada día más eficiente y sostenible.

El sector porcino es un importante motor económico en nuestro país, aportando, con los más de 6 200 millones de euros que genera anualmente, cerca de un 15% a la producción final agraria. España tiene actualmente cerca de 32 millones de animales, según datos del censo a comienzos de este año, con un 89% de animales de capa blanca y un 11% de otro tipo, incluido el ibérico, una producción esta última única y apreciada en numerosas partes del mundo.