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Cómo frenar la peste porcina africana: está en nuestras manos

En general, España cuenta con una buena capacidad para la respuesta frente a infecciones emergentes en las que interviene la fauna silvestre, como es el caso de la peste porcina africana (PPA). Nuestro país conoce perfectamente esta enfermedad y, es más, ya la logró erradicar en los años 90. Sin embargo, ante el panorama europeo actual, debemos estar preparados para impedir la entrada de este virus en nuestras granjas y su transmisión a cerdos domésticos y especies cinegéticas (jabalíes).

Pero ¿por qué avanza tan rápido la PPA en Europa?

Lo primero que no debemos olvidar es que se trata de un virus altamente contagioso, lo cual le otorga un potencial extremadamente alto para la propagación transfronteriza. La transmisión se realiza por contacto directo con cerdos infectados, indirectamente por ingesta de restos de productos infectados, y/o por contacto con vehículos, equipamiento y personas contaminadas.

Un aspecto fundamental es la cada vez mayor población de jabalíes en los países europeos, los cuales juegan un papel crucial en el avance de la enfermedad. Otro elemento clave es la bioseguridad. Todavía existen granjas con pobres medidas en este sentido en zonas con alta densidad de jabalíes, suponiendo esto una vía de entrada al virus en los cerdos domésticos.

Así, los principales factores de riesgo para la difusión del PPA son:

  • El movimiento natural de jabalíes silvestres.
  • Los movimientos comerciales de cerdos.
  • Los movimientos ilegales de cerdos y jabalíes
  • El transporte y factor humano a través de la eliminación de residuos alimenticios contaminados al medio.
  • Los problemas de bioseguridad en explotaciones.

A pesar de las investigaciones en curso, todavía no hay una vacuna o tratamiento eficaz disponible. Por ello, la mejor estrategia contra la PPA es que los servicios veterinarios establezcan un plan de detección temprana, junto con un mecanismo de respuesta temprana para los brotes. La concienciación y capacitación de los profesionales veterinarios y otros que se encuentran en primera línea es crucial para una implementación efectiva. Además, se deben actualizar los planes de vigilancia, atendiendo a los riesgos potenciales en la actualidad, establecer planes de control de jabalíes y apostar por mejoras en la bioseguridad de las granjas. La trazabilidad de los cerdos y los productos es otro apartado esencial para una detección temprana y control eficaz de la enfermedad.

La precaución como modo de acción

La entrada de la PPA en nuestro país tendría consecuencias catastróficas para el sector porcino, frenando las exportaciones y el libre movimiento de la carne de cerdo. Teniendo en cuenta que España exporta más de la mitad de su producción total, el impacto económico sería incalculable.

En nuestras manos está evitar que esto pase. ¿Cómo?

  • Extremando las medidas de bioseguridad en todos los niveles de la cadena productiva.
  • Extremando las medidas de limpieza y desinfección de los vehículos.
  • Realizando controles en origen en el caso de las importaciones.
  • Estableciendo medidas de precaución pertinentes con los trabajadores de países afectados.
  • Informando y formando sobre esta enfermedad, sus consecuencias y las medidas para ponerla freno.

Por tanto, resulta clave la concienciación y el trabajo conjunto en todos y cada uno de los eslabones de la cadena de producción, involucrando tanto a aquellas personas que trabajan en el sector agrícola-ganadero, como las que tienen un impacto potencial en el campo (cazadores, trabajadores forestales, transportistas…).

El pasado año la OIE y la FAO lanzaron una iniciativa conjunta para el control mundial de la PPA con los siguientes objetivos:

  1. Mejorar la capacidad de los países para controlar (prevenir, responder y erradicar) la PPA aplicando las normas internacionales de la OIE y las mejores prácticas basadas en los conocimientos científicos más recientes.
  2. Establecer un marco eficaz de coordinación y cooperación para el control mundial de la PPA.
  3. Facilitar la continuidad económica garantizando una producción y un comercio seguros con miras a proteger los sistemas alimentarios.

Porque tan solo con una acción coordina de todas las partes interesadas conseguiremos controlar esta enfermedad mortal.

Fuente: MAPA e Interporc.