Prevención, Sostenibilidad, Zona Porcino

Bioseguridad, clave para asegurar la producción y exportación porcina

La bioseguridad en el sector porcino es un aspecto clave y de vital importancia, dada la existencia de múltiples factores que ponen en riesgo a las granjas de porcino en relación con la posible entrada y difusión de enfermedades infectocontagiosas: aquellas provenientes de otros países (Peste Porcina Africana, Fiebre Aftosa, Diarrea Epidémica Porcina…), o bien enfermedades presentes en nuestro país, como son el PRRS, Circovirus o la Salmonella.

Un aspecto que adquiere si cabe mayor importancia en el sector porcino, uno de los mayores productores y exportadores a nivel comunitario y mundial, que requiere para tal fin altos estándares sanitarios. Esto será posible mediante la aplicación de estrictas medidas de bioseguridad, junto a un buen programa sanitario y un adecuado manejo.

Así, los principales beneficios de una correcta bioseguridad son:

  1. Incrementa la exposición y resistencia de los animales a la enfermedad.
  2. Mejora el bienestar de los animales en granja.
  3. Disminuye los costes derivados de la presencia de enfermedad en las granjas.
  4. Mejora la productividad y rentabilidad de las explotaciones ganaderas.
  5. Sienta las bases para un uso responsable de los antibióticos en los animales de producción.

De esta forma, podemos decir que la bioseguridad en la granja es una clave del éxito para el sector porcino nacional. Es por ello por lo que la bioseguridad debe considerarse una inversión de mejora necesaria, y no un gasto impuesto por la administración.

Claves de un buen programa de bioseguridad

En general, en la propia granja se puede hablar de un nivel externo de bioseguridad y otro interno. La bioseguridad externa incluye medidas encaminadas a evitar el contacto entre animales de distintos orígenes, de distintas granjas, atendiendo a la compra segura de animales y de esperma; al control de fómites, vehículos, vectores (insectos, aves, roedores...), y personas, de alimentos y agua de bebida, todo orientado a evitar la entrada de posibles enfermedades a la granja.

En cuanto a la bioseguridad interna, atiende a la correcta separación de animales enfermos y sanos, a mantener separados los diferentes grupos de animales y al uso de líneas de trabajo estrictas. También a asegurarse de que las mascotas no entren en los establos para evitar que introduzcan patógenos y de usar materiales limpios, desinfectados y correctamente almacenados. Emplear medicamentos adecuadamente almacenados, agujas estériles y realizar frecuentes limpiezas y desinfecciones de las instalaciones y los equipamientos usados.

Imagen: Decálogo de bioseguridad en granjas de porcino. Fuente Mapama e Interporc

Decálogo de bioseguridad en granjas de porcino

Los diez puntos clave que debería contemplar un buen programa de bioseguridad en granja son:

  1. Aislamiento externo de todo el perímetro de la explotación. Con un vallado continuo exterior de altura mínima recomendada de 2,4 m, que impida el acceso a animales y personas ajenas a la granja. Con una sola puerta de entrada y que sea objeto de revisiones periódicas de mantenimiento.
  2. Formación del personal de la granja. Sobre bioseguridad, manejo sanitario y bienestar animal.
  3. Control de visitas y personas que entran a la explotación. Con señalización específica en el vallado exterior, registro de las visitas a granja, y poniendo a disposición de las personas que entren a la granja calzado y ropa limpia.
  4. Control de vehículos que entren en la explotación. Con señalización específica en el vallado exterior y paso obligatorio por un vado sanitario antes de entrar en granja. La zona de aparcamiento estará suficientemente alejada de la zona limpia.
  5. Control de la entrada de animales a la explotación. Reducir al máximo posible el tiempo de reagrupación y traslado de animales de distintas procedencias. Introducir los animales desde el origen y solicitar información sobre el programa sanitario de los mismos.
  6. Manejo de los purines y estiércoles, recogida de cadáveres y otros.
  7. Cuarentena de los animales que lleguen a la explotación. En áreas de control sanitario aisladas de las naves de producción, estableciendo los programas sanitarios pertinentes antes de introducir los animales a la zona limpia. Vaciado y limpieza antes de la introducción de nuevos lotes de animales.
  8. Control de materias primas y pienso. Con programas de control y desinfección de silos específicos y manteniendo estos cerrados y estancos. Limpieza de los dosificadores de pienso. Almacenamiento de sacos de pienso y materias primas en recintos aislados y frescos. Uso de utensilios específicos para el manejo y la dispensación del pienso. Tolvas y comederos de fácil limpieza e impedir el acumulo de demasiado alimento en los mismos.
  9. Programa de limpieza e higiene en la granja. Limpieza de vehículos que transportan animales entre las diferentes cargas. Limpieza de las instalaciones entre lotes, empezando siempre por las zonas de producción, pasando por las de cuarentena y finalizando en las de enfermería. Encamado, cuando se requiera, seco, limpio y en suficiente cantidad para evitar el contacto de los animales con el suelo. Los estiércoles siempre alejados de las zonas limpias.
  10. Control de plagas y vectores. Orientado a roedores (planes de control de estos), con limpieza de la vegetación circundante; a aves, evitando la nidación de las mismas en la granja; a insectos, mediante el empleo de insecticidas y el drenaje de zonas húmedas; y a mascotas (correcta desparasitación y vacunación), que deberán permanecer fuera de las zonas de alimentación.