Sostenibilidad, Zona Porcino

Bienestar animal, un reto de cumplimiento y comunicación para la cadena ganadero-cárnica

En un mundo marcado por la globalización, la forma en la que se producen y consumen los alimentos evoluciona de manera constante. Una evolución que, con vistas a la cadena ganadero-cárnica, se traduce en retos y desafíos que afrontar para logar una adaptación efectiva a los nuevos sistemas alimentarios, en cumplimiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y a través de una alimentación medioambientalmente respetuosa y resiliente.

Uno de los aspectos sobre los que se ejerce una mayor presión pasa por la más que sonada producción sostenible de manera que contribuya a la lucha contra el cambio climático, con implicaciones en la reducción de emisiones, la huella de carbono y el impacto en el entorno.

Sin embargo, si nos remitimos al marco actual del sector, modelos de producción como el europeo han logrado grandes avances hasta la fecha, no solo en aspectos como la sostenibilidad medioambiental, sino también en materia de bienestar animal y bioseguridad. Aún bajo mayor mérito si cabe dada la gran exigencia de la regulación europea hacia la industria en lo que se refiere a vigilancia y control del bienestar animal y la pretensión de su integración dentro de la sostenibilidad de los sistemas alimentarios globales, en aras de una armonización de estándares mínimos.

Un aspecto del que el sector se hacía eco en un evento reciente organizado por Interporc, la Interprofesional de Porcino de Capa Blanca, dentro de su campaña Transparentes, No Invisibles , con el afán de mejorar y poner en valor la imagen de la industria porcina española. Sin ir más lejos, hablamos de un sector referente en sanidad animal, posición lograda gracias a un trabajo con miras a futuro y foco continuo en los retos a afrontar. En definitiva, una industria con capacidad de adaptación e innovación que, gracias a un buen estatus de la cabaña ganadera, se ha posicionado como cabeza tractora de bienestar animal a nivel mundial.

Un sector profesionalizado y comprometido

Es una realidad que nuestro sector cuenta con el conocimiento de los veterinarios, epidemiólogos por experiencia, que aportan a la industria porcina el apoyo técnico y científico necesario , actuando como transmisores del conocimiento generado por la parte investigadora, para el correcto desarrollo e implantación del bienestar en todas las fases de la vida del animal, tal y como estipula la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).

Sin embargo, la labor del veterinario en este sentido es de apoyo científico-técnico y no tanto de concienciación pues, en el ADN del ganadero siempre ha estado el cuidado del animal, antes incluso de la existencia de certificaciones de bienestar. Tal y como se apuntaba anteriormente, el modelo de producción europeo es sino no el mayor, uno de los más exigentes del mundo y, en este sentido, los sellos de bienestar tienen más una función de comunicación de cara al consumidor, ilustrando tanto los avances en bienestar como en el trato a los animales.
En este sentido, uno de los retos a los que se enfrenta el sector en materia de referenciales, es la armonización y homogeneización de los estándares de bienestar entre los estados miembros de la UE. Un desafío alentado por el consumidor, quien demanda garantías de bienestar animal y cuya presión se materializa a o lardo de toda la cadena de producción. El conocimiento científico que se tiene hasta la fecha sobre el comportamiento fisiológico y estado mental de la cabaña porcina es la clave para articular la respuesta a esta demanda de bienestar animal y mostrar su estatus real a nivel de granja.