Innovación, Sostenibilidad, Zona Porcino

La sostenibilidad medioambiental del sector porcino español

El pasado 11 de febrero de 2020, España actualizó su normativa sobre ordenación de las granjas porcinas1. El objetivo fundamental de esta revisión no es otro, que establecer las bases para la sostenibilidad de la actividad ganadera en los próximos años. Y tiene su lógica, el sector porcino es la primera producción ganadera en cuanto a importancia económica de nuestro país, así como uno de los principales productores en el ámbito europeo y mundial.

Desde el año 2000, la evolución de los retos económicos, sociales y medioambientales de la producción ganadera, unidos a la necesidad de adecuar esta realidad a un sector en constante crecimiento, en línea con la evolución del marco legislativo en materia zootécnica, sanitaria y ambiental, hacían necesario revisar en profundidad los pilares de la normativa de ordenación sectorial porcina: la sanidad animal y la gestión ambiental de las granjas.

En materia de sanidad animal, el sector debe contemplar la bioseguridad como verdadera red de protección del conjunto del mercado y, además, combatir la resistencia antibiótica, una prioridad para toda la Unión Europea2. Y en cuanto a la gestión medioambiental, la producción porcina puede tener un significativo impacto, especialmente en relación con la producción de nitratos y las emisiones de amoniaco a la atmósfera y, en menor medida, por su potencial carácter emisor de gases de efecto invernadero. Por esta razón, se hace cada vez más necesario que la producción porcina incorpore los retos de un sector moderno y heterogéneo, acorde con las expectativas sociales.

En materia de sanidad animal, el sector debe contemplar la bioseguridad como verdadera red de protección del conjunto del mercado y, además, combatir la resistencia antibiótica, una prioridad para toda la Unión Europea2. Y en cuanto a la gestión medioambiental, la producción porcina puede tener un significativo impacto, especialmente en relación con la producción de nitratos y las emisiones de amoniaco a la atmósfera y, en menor medida, por su potencial carácter emisor de gases de efecto invernadero. Por esta razón, se hace cada vez más necesario que la producción porcina incorpore los retos de un sector moderno y heterogéneo, acorde con las expectativas sociales.

En particular, España debe incorporar compromisos de reducción de amoniaco y otros gases contaminantes como partículas y compuestos orgánicos volátiles en virtud de la Directiva (CE) 2016/2284, del Parlamento Europeo y del Consejo Europeo3.

Las medidas propuestas en este real decreto contribuyen además al cumplimiento de los objetivos climáticos de España4 sobre reducciones anuales vinculantes de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los Estados miembros entre 2021 y 2030 que contribuyan a la acción por el clima, con objeto de cumplir los compromisos contraídos en el marco del Acuerdo de París.

¿Dónde están los principales contaminantes del sector porcino?

La producción de pienso, el transporte, el manejo de purines y la energía utilizada, todos los eslabones de la cadena de valor de la producción porcina contribuyen a la huella de carbono. Pero son principalmente dos:

  • El pienso (aprox. 20%)
  • El manejo de los purines (aprox. 40%) los que más afectan.

Por lo tanto, la adecuada gestión de los estiércoles es crucial, siendo los titulares de las granjas los primeros responsables de su correcta gestión. La Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados5, tiene como objeto impulsar medidas que prevengan la generación de residuos y mitigar los impactos adversos sobre la salud humana y el medio ambiente asociados a su generación y gestión, mejorando la eficiencia en el uso de los recursos. En virtud de esta ley, en las granjas porcinas intensivas donde se produzcan elevadas cantidades de estiércoles y no se disponga de tierras agrícolas suficientes para aplicar el estiércol, podría resultar necesario destinar una parte o la totalidad de los estiércoles a instalaciones de tratamiento.

Con el objetivo de proteger el medio ambiente, es necesario tener en cuenta todos los aportes de enmiendas y fertilizantes que se realizan en los suelos agrícolas. Por ello, la valorización agronómica de todos los materiales que se aportan al suelo, incluyendo los estiércoles, debe abordarse de manera global y específica mediante una norma que agrupe la gestión de estiércoles en conjunto con la nutrición sostenible de los suelos agrícolas, de manera que se permita un enfoque holístico a los desafíos que implica la fertilización de suelos en nuestro país.

¿Cómo aborda la sostenibilidad el sector porcino español?

El sector porcino de capa blanca español ha reducido un 38,6% sus emisiones de metano (CH4) por cada kilo de carne producido procedentes de la gestión de estiércoles en el periodo 2005-2018, y mantiene su tendencia a la baja toda vez que, en 2018, último año con datos del Inventario Nacional Gases de Efecto Invernadero (edición 2020) las emisiones descendieron un 4,4% con respecto a 2017.

Viendo estos datos de Interporc , la Interprofesional del Porcino de Capa Blanca, se podría pensar en un horizonte positivo, pero, aunque el sector porcino ha reducido sus emisiones por plaza de forma muy importante en torno al 2005, en los últimos años, esas emisiones por plaza han dejado de mejorar y la emisión global del sector está ascendiendo como consecuencia del aumento del censo. Por lo tanto, es necesario un nuevo impulso para reducir las emisiones del ganado porcino, tal y como recomiendan en la Guía para la minimización de las emisiones de gases en las granjas porcinas editada por la Universidad de Valencia, Interporc y la Universidad de Lleida en 2020.

“El objetivo común del sector va en pro de los objetivos marcados por la normativa internacional y la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que verá la luz a principios de 2021 y que busca la neutralidad climática para España en 2050”, afirmó María del Mar Abenza, CEO de Green CO2 durante su intervención en SEPOR, feria de referencia en el sector.

Además de a esta futura ley, muchas de las granjas del país deberán adaptarse a las Mejores Técnicas Disponibles del sector porcino (MTD’s) antes de febrero de 2021. Compartidas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, las MTD’s son aquellas técnicas o procedimientos que han demostrado a escala real su eficacia medioambiental en la reducción de emisiones contaminantes y en el consumo de recursos en condiciones económica y técnicamente viables.

Entre las principales conclusiones del Resumen de la Guía de Mejores Técnicas Disponibles del sector porcino podemos extraer, como veníamos diciendo, que los impactos medioambientales relacionados con la cría intensiva de ganado porcino, tales como la contaminación potencial de la atmósfera, del suelo y de las aguas subterráneas y superficiales, están determinados mayoritariamente por el estiércol y purín producidos en las explotaciones, así como por su gestión. Las medidas para disminuir esos impactos no deben limitarse, por lo tanto, a cómo almacenar, tratar o aplicar el purín, sino que deben considerar todos los procesos que afectan a las características finales y a la composición del purín, así como las medidas necesarias para minimizar su producción.

Aunque parezca complejo minimizar la producción de purín, existen hoy en el día en el mercado opciones de vacunación, que cuentan con Declaración Ambiental de Producto (EPD), y que reflejan que la huella de carbono calculada para cerdos tratados con dicha vacuna es un 3,6% inferior. Para un cerdo típico criado con un peso de 115 kg, esto supone aproximadamente 28 kg de CO2, lo que equivale a las emisiones de un automóvil conducido durante 100 km. Esto se deriva en parte de la reducción en el consumo de pienso y la menor producción de purines que se genera en aquellos cerdos en los que se emplea este compuesto vacunal, con respecto a los cerdos que no han sido administrados con él y son castrados físicamente para evitar el olor sexual. Además, no existen restricciones en ningún mercado a nivel mundial para la utilización de esta vacuna, por lo que no supone un freno a la exportación.

¿Cómo percibe el consumidor el sector porcino?

Alberto Herranz, director de Interporc, consideraba meses después de la actualización de la normativa que “llevamos años trabajando en la mejora de la gestión de purines, en reducir nuestras emisiones y en contribuir al ahorro de agua y energía”. No obstante, lamentaba que, “no todo el mundo conoce que trabajamos bajo el modelo de producción más exigente del mundo en materia de medio ambiente”.

Por ese motivo, Alberto Álvarez de Benito, Food Chain Manager SEC Swine & Poultry Business Unit de Zoetis, compartía este mismo año, en el congreso virtual de ANAVEPOR, la Asociación Nacional de Veterinarios de Porcino, la idea de que “España, como líder mundial en la exportación de carne porcina, también debe liderar en Europa la comunicación sobre el reto medioambiental que, desde la producción a la industria, está asumiendo el sector de forma extraordinaria, aunque no se esté consiguiendo trasladar de la misma forma al consumidor final”.

No es tarde, pero en otros países ya existen iniciativas al respecto, entre ellas, el nuevo etiquetado que ya utiliza la principal cárnica de Dinamarca y que indica a los consumidores que los criadores de cerdos daneses redujeron la huella medioambiental de su producción en un 25%, entre 2005 y 2020, poniendo de manifiesto la contribución de los productores de cerdos nacionales a la protección del clima.

Referencias:

  1. Real Decreto 306/2020, de 11 de febrero, por el que se establecen normas básicas de ordenación de las granjas porcinas intensivas, y se modifica la normativa básica de ordenación de las explotaciones de ganado porcino extensivo.
  2. Reglamento (UE) n.º 2016/429, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 9 de marzo de 2016, relativo a las enfermedades transmisibles de los animales y por el que se modifican o derogan algunos actos en materia de sanidad animal («Legislación sobre sanidad animal»), que destaca la función preventiva del marco legal y la consiguiente reducción que se espera se haga del uso de antibióticos en animales.
  3. Directiva (CE) 2016/2284, del Parlamento Europeo y del Consejo Europeo, de 14 de diciembre de 2016, relativa a la reducción de las emisiones nacionales de determinados contaminantes atmosféricos, por la que se modifica la Directiva 2003/35/CE y se deroga la Directiva 2001/81/CE, y de acuerdo con el Real Decreto 818/2018, de 6 de julio, sobre medidas para la reducción de las emisiones nacionales de determinados contaminantes atmosféricos, que transpone dicha Directiva, y el Programa Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica aprobado por el Consejo de Ministros el 27 de septiembre de 2019.
  4. Reglamento (UE) 2018/842 del Parlamento Europeo y del Consejo de 30 de mayo de 2018 sobre reducciones anuales vinculantes de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de los Estados miembros entre 2021 y 2030 que contribuyan a la acción por el clima, con objeto de cumplir los compromisos contraídos en el marco del Acuerdo de París, y por el que se modifica el Reglamento (UE) 525/2013. Estos objetivos están a su vez alineados con las Conclusiones del Consejo Europeo (23 y 24 de octubre de 2014) sobre el marco de actuación en materia de clima y energía hasta el año 2030.
  5. La Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, transpuso a nuestro ordenamiento la Directiva 2008/98/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de noviembre de 2008, sobre los residuos y por la que se derogan determinadas Directivas.